Recientemente fue editado el nuevo libro de Carlos Carpintero: Dictadura del Diseño, notas para estudiantes molestos. En esta oportunidad se trata de una publicación digital que puede descargarse de manera gratuita desde la página de Wolkowicz Editores.
Ante mi consulta, Carlos aceptó responder algunas preguntas sobre su nueva criatura.
¿A qué se debe la decisión de publicarlo de manera digital y distribuirlo gratuitamente? (Que es algo que ya venías haciendo con tus familias de dingbats)
Mi primer libro fue un gran éxito a todo nivel: críticas, comentarios, ventas. Quiero extender ahora el universo de mis lectores. Llegar a más estudiantes de diseño con un texto teórico, riguroso, pero a la vez accesible. Un texto de aproximación inicial, sin simplismos. Hay muchos libros de texto por escribir en Diseño Gráfico, libros que considero necesarios pero no están en las librerías. Uno puede, ante este fenómeno, hacer dos cosas: maldecir al mundo académico del Diseño (como si uno no fuera parte de ese mundo, lo cual es bastante cómodo y patético a la vez) o bien, pasar a la acción y escribir esos libros. Como digo en la introducción, escribir es jodido, porque te expone. Pero si uno tiene cierta seguridad sobre lo que hace y no le molesta que le deconstruyan la producción, no hay nada más saludable que poner las palabras por escrito. No se puede crecer si no se tolera la crítica. Por eso, para llegar más lejos, a más lectores y recibir más eco, hice un e-book gratuito. Tal vez en el próximo vuelva al libro tradicional, o haga un e-book pago. Per es mera especulación.
¿Cuánto de tu producción teórica se nutre del intercambio con los alumnos y cuánto de tu quehacer diario como diseñador?
Son cosas distintas. Yo creo que es importante, al menos para los diseñadores que todavía somos jóvenes, mantener el vículo cotidiano con la práctica para que la palabra como docente tenga cierta correspondencia con la realidad. Pero yo no hago teoría desde el fundamentalismo de la práctica. De eso está lleno, con resultado dispar. La actividad académica (que no se reduce al vínculo con los alumnos) es un gran movilizador. Surgen problemas, preguntas. Hacer buenas preguntas es importante para escribir libros dignos.
Desde el título de la obra (y continuás en la introducción) hablás de estudiantes molestos. Rescatás su estado de disconformidad y su empecinamiento en cuestionar lo dicho. Esa actitud puede verse también en tu obra, en el carácter corrosivo de tus palabras y en la manera absolutista en que proclamás tus ideas. ¿Creés que es la única manera de generar nuevos saberes?
La ironía es un recurso retórico, como el humor, que recorre la obra. Junto a la brevedad de los textos, tienen un objetivo: que los lectores noveles no abandonen la obra. En este sentido, el libro es bastante punk.
Por otra parte, no creo proclamar mis ideas de forma absoluta. Pero si esa lectura es posible, se debe a mi falta de oficio. Soy bastante torpe para escribir, ignoro muchas cosas básicas del oficio. Entiendo que iré mejorando con el tiempo.
Siguiendo en esta línea, y apoyándome en un extracto de la misma introducción ("constantemente vuelvo sobre lo que escribo, en general para borrarlo") me pregunto qué opinión te merece tu primer obra, "Sistemas de identidad".
Es un buen primer libro. Es inicial, un poco pretencioso y tiene algunas cosas que hoy haría de otra forma. Gustavo Pedroza, director de la carrera de Diseño en la UNLa, me ha dicho que en su opinión le sobra al libro la parte de retórica de la imagen. Esto es posible. Hay además cierta falta de conexión entre capítulos. Pero como he dicho, para ser la primera obra de un autor, todavía creo que tiene algún valor, que aporta.
En "Pornografía amateur y otras metáforas de la tipografía latinoamericana" tocás un tema candente: la identidad del diseño, en este caso tipográfico, en América Latina. Coincido en que la identidad no es algo que se busca sino que aflora naturalmente, pero también creo que en Latinoamérica se conoce poco de lo que se hace, y lo que se conoce se subestima. Nos auto-boicoteamos, mirando siempre con buenos ojos lo extranjero y minimizando lo autóctono, ¿es realmente así?
¿Y quién te preguntó tu opinión? No, mentira, coincido aunque sin extender el problema a todos los diseñadores latinoamericanos. Creo que algunos miran demasiado por la ventana y otros se miran demasiado el ombligo. Que sean felices, para mi es muy aburrido reducir nuestro oficio al copy & paste.
¿Tu dictadura del diseño es una obra para ser leída pero no obedecida?
El crea que debe obedecerme o que yo soy modelo de algo, no entendió nada de la obra. Quiero insistir en lo contrario: no tengo el decálogo del Diseño ni creo que exista tal cosa. Todods mis aportes son relativos, discutibles, polémicos a mi pesar y por momentos, expresados de manera confusa. Entre tantas líneas, de todas maneras, entiendo que hay palabras válidas.