miércoles, 1 de octubre de 2008

El toro por las astas

Hace poco vi el registro de una entrevista televisiva a Julio Cortázar, en la que se refería al Boom Literario desde su posición de protagonista del mismo. Sostenía que los escritores no debían considerarlo como un mero título de mayoría de edad, sino que debían más bien ser concientes de que afortunadamente varios talentos locales coincidían en el tiempo y podían conjuntamente lograr que la mirada del resto del mundo se volviera hacia nosotros.
En otra entrevista, señalaba que a pesar de ser que llevaba, hasta ese momento, 32 años de residencia en Francia, no había dejado de escribir en su idioma y tampoco pensaba dejar de hacerlo hasta el día de su muerte.
Traigo ambos episodios a colación porque me parece que encarnan dos actitudes muy nobles: la humildad por un lado, y el amor por la cultura propia y tradicional, por otro. Es sabido que el diseño gráfico latinoamericano ha crecido mucho en los últimos años, y se vuelve imperioso que, como propone Cortázar, cultivemos la costumbre de leernos a nosotros mismos. Consumir lo que producimos es poner en evidencia que creemos en la validez de nuestras voces.
Los tiempos son difíciles, nos ahogamos cada vez más modismos importados que van socavando nuestra maltratada identidad. Los espejitos de colores con que nos deslumbran son los mismos que hace más de 500 años, sólo que el anzuelo está cubierto por una mejor carnada.

La difusa zona intermedia
Lo primero que tenemos que ejercer es el pensamiento crítico. No podemos ni debemos aceptar sistemáticamente todo lo que el auto-denominado primer mundo nos dice que está bien; pero tampoco rechazarlo porque sí. La revista tipoGráfica ha sido un ejemplo en ese sentido, poniendo siempre sobre la mesa propuestas de buen diseño, permitiendo que los latinoamericanos se conozcan entre sí pero que a su vez entren en contacto con lo que pasaba en el resto del mundo, poniendo por sobre el nombre de los países la calidad de la producción. Por eso creo que hoy en día se extraña su presencia corpórea. Si bien el “Ahora, letra nueva” con que Rubén Fontana terminó el último párrafo del último número germinó en vivas acciones que lentamente salen a la luz, creo que lo que se perdió es ese ameno espacio en el que se daba a conocer lo que los demás producían. Aquellos que desarrollaron su carrera acompañados de la revista son los mismos que tomaron la posta y hoy continuan su línea. Sin embargo, a los nuevos diseñadores en formación (los estudiantes) nos está faltando ese espacio en el que se cultive el pensamiento crítico. Si bien las propuestas existen, son poco conocidas, y así se cae en esos lugares comunes que tanto abundan en el diseño gráfico.

Let´s speak spanish
Fue justamente en las páginas de tipoGráfica donde Norberto Chaves realizó una precisa descripción de la situación cultural de América Latina. Si bien el artículo se gestó a raíz del estallido de la crisis argentina de 2001, en él hizo una crítica tan cruda como necesaria al modo en que nos dejamos engañar por las ilusiones primermundistas: “Nunca quisimos ser latinoamericanos: no somos indios ni mulatos”. Seis años después, la frase sigue teniendo vigencia y el diseño gráfico muchas veces es, mal que nos pese, un instrumento más del colonialismo actual.
Poseemos una tradición cultural tan antigua como rica; somos un continente de mestizaje y eso es lo que tanto nos diferencia. Sin embargo, nos empecinamos en autoboicotearnos: escuchamos techno, vestimos como skaters y perseguimos el american way of life. Lo más grave no es el hecho en sí, sino que lo hacemos automáticamente, desechando lo autóctono y saboreando el colorante foráneo. Cuando la inyección subliminal vence nuestras defensas y cedemos con tanta facilidad, es natural que el diseño se salpique. Es así como llenamos vidrieras de letras que gritan discount o vendemos nuestro propio estudio colocandole el término design bien grande. Quienes vivan en Argentina podrán dar cuenta de ello, pero en realidad el problema es más abarcativo de lo que parece. La entrada "El síndrome de la Malinche" que Gabriel Martínez Meave publicó recientemente en su blog da cuenta de ello: “El mexicano es dulce, atrevido, vivaz, hospitalario e ingenioso. Pero ¡ay! también es acomplejado. Tenemos un estorboso complejo tercermundista que nos hace agacharnos ante cualquier acentito extranjero que oigamos por ahí (…).”

Raíces
Si bien el panorama es desalentador, no podemos quedarnos con eso; ya es hora de que dejemos de echarle la culpa al otro. Por algo existen los refranes, y uno de los más acertados es el que sostiene que se predica con el ejemplo. Llegó el momento de creernos, de una vez por todas, latinoamericanos; para así sacarnos la vergüenza con que tapamos nuestra propia identidad. Revivamos al azteca, al moreno, al gaucho; y miremos con más desconfianza al tío Sam y sus secuaces. Dudemos, cuestionemos, preguntemos, opinemos. Volvamos a las raíces y seamos como el árbol, que no se nutre del viento que sacude su copa, sino de la tierra que lo sustenta.



Fuentes y enlaces
Entrevista a Julio Cortázar en el programa "A fondo", TVE, 1977.
Tristán Bauer. “Cortázar”, 1994
Norberto Chaves. “Argentinos a las cosas”, en Revista Tipográfica Nº 53, octubre de 2002.
Gabriel Martínez Meave. "El síndrome de la Malinche", en www.meave.org, octubre de 2008.
Carlos Carpintero. "El diseño gráfico como agente de control social", en www.foroalfa.org

4 comentarios:

Anónimo dijo...

maxi te quedo muy bueno el diseño de la paginaa... exitos!!

in.

Maxi Vittor dijo...

Gracias In. Sos una de las pocas personas que pasás periódicamente por este espacio, aún cuando no actualizo. Aprecio y agradezco mucho eso, y esperemos que con este re-estreno pueda darle una mayor continuidad al carromato.

Anónimo dijo...

Muy interesante tu post, y lo que comentas de Cortázar. Gracias por el link. Me gustó el nuevo diseño del blog. Lo añadí a mi blogroll. Saludos, G.

Maxi Vittor dijo...

Hola Gabriel, me alegra que te haya gustado el posteo y el blog. Te agradezco por pasarte, y por añadirlo a tu blogroll.
Saludos!